Cod: 288911
Francesco Stringa (Módena, 1635-1709) "El Rapto de Europa"
Autor : Francesco Stringa (Modena,1635-1709)
Época: Siglo XVII
Francesco Stringa (Módena, 1635-1709) "El Rapto de Europa"
óleo sobre lienzo
cm 60 x 75
Bibl.: Inédito
Se agradece a Massimo Pulini por la atribución
STRINGA, Francesco. – Nació en Módena el 20 de agosto de 1635, segundo hijo de Silvestro y Elisabetta Matteucci (Sala, 2012, p. 75).
A la edad de diez años comenzó a frecuentar la Academia de pintura en el palacio municipal de Módena, liderada por Ludovico Lana. Desafortunadamente, fue un aprendizaje de pocos meses debido a la repentina muerte del maestro. Como Módena carecía de otras escuelas de pintura válidas, Stringa, probablemente gracias a la ayuda de su padre que trabajaba como correo al servicio de las Cámaras ducales, comenzó a frecuentar la Galería de la corte y a absorber su extraordinario repertorio figurativo.
En abril de 1650 recibió su primer sueldo y comenzó a destacar en la corte como un artista muy versátil, capaz de satisfacer sus demandas, que se hacían cada vez más relevantes. Realizó los diseños preparatorios para los grabados que enriquecían las obras literarias de la época, como los del volumen del marqués Cornelio Malvasia sobre el movimiento de los cuerpos celestes (1657), para el frontispicio de la Idea de Domenico Gamberti (1659), y para las 24 láminas que acompañan el Triángulo de las virtudes de Girolamo Graziani (1660).
El debut como dibujante fue de la mano con el de copista. Entre los primeros encargos figuraban también las copias tomadas de obras prestigiosas como la Noche de Correggio, la Cena en Emaús de Veronese, el Ecce Homo de Guido Reni, los Evangelistas de Guercino, generalmente realizadas para requisar los originales y hacerlos entrar en las colecciones ducales.
Con la llegada de Pietro Giovanni Vernulli y Francesco Maria Capurri, Stringa retomó la frecuentación de la Academia de pintura bajo la guía primero de uno y luego del otro, hasta obtener algunas habitaciones dentro del mismo palacio para ejercer su oficio y enseñar a pintar privadamente.
En esos años estaba activo en Módena el pintor boloñés Flaminio Torri, superintendente de las galerías ducales y figura importante para el recorrido artístico de Stringa. Muerto en 1661, su cargo permaneció vacante durante varios años, y sin embargo Alfonso IV estableció que la administración debía hacer referencia a Stringa, quien era pagado como ayudante de cámara y pintor, recibiendo una compensación muy modesta.
No es de excluir que se remonte precisamente a esta fase juvenil la soberbia Naturaleza muerta con el busto de Francesco I (Minneapolis, Institute of art). Según la investigación iconológica llevada a cabo por Steven Ostrow (2011), la obra habría sido ejecutada entre 1660 y 1662, hipótesis que no parece encontrar confirmación en el plano estilístico debido a la diferencia entre la calidad del cuadro y las obras coetáneas del artista.
A la muerte del duque Alfonso IV (1662) le sucedió su esposa Laura Martinozzi, regente del ducado estense a la espera de la mayoría de edad de su hijo Francesco. La primera intención de la duquesa fue celebrar a su marido difunto dando vida a lo que luego se llamó Pantheon Atestinum. Ella no se conformó con complementar la iglesia de S. Agostino con los tradicionales aparatos efímeros, sino que tales aparatos fueron plasmados en forma estable a través de estucos, frescos, pinturas y dorados. El programa iconográfico fue concebido por el jesuita Domenico Gamberti, que elaboró también la Oración fúnebre, acompañada de grabados de Stringa. Para la ocasión, pintó tres artesones del techo, el arco del presbiterio, un retablo para el altar de la Madonna della Cintura y, en la parte superior del mismo altar, un pequeño cuadro del que hoy no queda nada de la pintura original debido a las pesadas restauraciones del siglo XIX.
Una vez desmantelado el astillero de S. Agostino, Laura Martinozzi se encontró lidiando con una situación económica desastrosa y se vio obligada a despedir, entre otros, también a Stringa. Es probable que ya en esos años él iniciara la producción de lienzos destinados al coleccionismo privado, una actividad para complementar los encargos oficiales y que constituyó una fuente de ingresos alternativa a la perdida compensación ducal. Son numerosísimos los sujetos de pequeño y mediano formato que dan prueba de una fecunda actividad también en el ámbito de los cuadros de habitación. Un ejemplo de ello son la Muchacha con turbante (Módena, Museo civico), S. Giovanni Battista (Módena, coll. privada: Tesori ritrovati, 1998, pp. 126 s.), Sansón y Dalila (ya Viena, Dorotheum), Susanna e i vecchi (Bolonia, Fondantico), y muchos otros.
Contrariamente a lo que hicieron otros colegas, Stringa decidió entonces no abandonar la ciudad, sino satisfacer el número siempre creciente de comisiones dirigidas a la decoración de las iglesias por parte de instituciones públicas, cofradías y ricos mercaderes. Francesco Sorra, un banquero modenés, en 1665 le encargó un retablo para el altar de María Asunta en la iglesia de S. Carlo en Módena. Inspirándose en la Asunta de Annibale Carracci (Dresde, Gemäldegalerie), en 1668 Stringa entregó una pintura soberbia, alabada también por la crítica del siglo XVIII (Lazarelli, 1714, pp. 73 s.; Pagani, 1770, pp. 92 s.; Tiraboschi, 1786, pp. 330 s.).
A la luz de ese éxito, la Municipalidad modenesa le confió la ejecución de tres grandes cuadros para el coro de la iglesia del Voto (Transito della Vergine; Morte di Giuseppe; S. Francesco), de los cuales solamente los dos primeros, custodiados temporalmente en el Museo Cívico de Módena, han sobrevivido hasta nuestros días.
Poco después es la comisión del ancona realizada para la iglesia de S. Tommaso en Reggio Emilia, de la que se conservan tanto un boceto preparatorio (Módena, Galleria Estense, depositi) como un estudio a pluma sobre papel en la Biblioteca Ambrosiana de Milán.
En el mismo período se consagró la iglesia del monasterio de la Visitación, y como Laura Martinozzi era particularmente devota a Francesco di Sales y a la orden por él constituida, fue precisamente ella quien encargó a Stringa tres cuadros para la iglesia: el S. Francesco di Sales che dona l’abito alle monache para el altar mayor, la Visitazione (Módena, Museo civico) y la Crocifissione (Baggiovara, iglesia de la Visitazione).
Antes de partir hacia Londres para acompañar a su hija Maria Beatrice, prometida esposa al futuro rey de Inglaterra Giacomo II, Laura Martinozzi encargó a Stringa la decoración de la capilla ducal (hoy destruida) y de la galería anexa. El hilo conductor de estos ambientes era la celebración de los santos estenses (Contardo, Beatrice I y II). Del complejo sobreviven solo testimonios parciales: el fresco del techo de la galería con los tres santos en gloria, tres cuadros dedicados a s. Contardo (Módena, Galleria Estense, depósitos) y el retablo del altar de la capilla (Reggio Emilia, Museo civico).
Durante la ausencia de Martinozzi se estaba gestando en la corte un verdadero golpe de estado en favor de su hijo Francesco, quien, en 1674, derrocó a su madre del trono y se autoproclamó duque de Módena con el nombre de Francesco II. Fue precisamente él quien nombró a Stringa superintendente de las Galerías ducales, con un salario mensual entre los más cuantiosos de toda la corte.
En esos años el artista encontró cada vez más el favor de comisiones públicas y privadas. En 1676 pintó el Miracolo di Soriano para la iglesia del Rosario de Finale Emilia. Pocos años después, en 1680, trabajó en Reggio Emilia, en la iglesia de S. Prospero, donde Francesco II lo encargó de ejecutar una copia del retablo de Guido Reni (Madonna in trono con i ss. Crispino, Crispiniano e Paolo Eremita, Dresde, Gemäldegalerie). Contrariamente a las copias precedentes, en ese caso Stringa dio vida a una obra plenamente autónoma de la que se conserva un dibujo preparatorio en Stuttgart (Staatsgalerie). De esta invención surgió la Madonna col Bambino e s. Geminiano del duomo de Módena, en la que el autor repropuso el mismo esquema compositivo. Él ejecutó luego para la ciudad de Carpi un retablo destinado a la iglesia de S. Giuseppe (hoy en el Museo diocesano) y uno para el duomo (hoy en el Museo civico) en ocasión de la elección de s. Valeriano a co-patrono de la ciudad.
En numerosas ocasiones Stringa dio prueba de ser un pintor de todo respeto, pero la actividad al servicio de la corte no comportaba la puesta en juego exclusivamente de tal capacidad. De hecho, en 1685, con el nuevo nombramiento a superintendente de todas las fábricas y manufacturas ducales, cada pequeño gasto debía pasar por él, ser examinado y autorizado. Por tal motivo sus incumbencias abarcaban desde la gestión de las compras y de los transportes de material de construcción a la evaluación de los presupuestos, desde los acuerdos económicos con los capataces de las fábricas a la contabilidad y al embellecimiento de los exteriores. Se trataba de una considerable cantidad de tareas, que Stringa, valiéndose también de la ayuda de colaboradores de confianza como sus hermanos Agostino y Domenico, llevaba a término de la mejor manera.
A veces ocurría que fuese él mismo a extender el proyecto para la decoración de edificios y ambientes ducales, como demuestra el Studio per la sala del Belvedere sul Secchia nel palazzo ducale di Sassuolo (Archivio di Stato di Modena, Mappario estense, stampe e disegni, 61/24). Existe luego una nutrida serie de hojas que testimonian su prolífica actividad de dibujante, como aquel preparatorio para el retablo del Vescovado de Reggio Emilia (Apparizione dei ss. Benedetto, Placido e Scolastica a s. Mauro, Milano, Biblioteca Ambrosiana), el Cristo morto sorretto da angeli del Museo civico de Bassano, la Madonna col Bambino e angeli de la Biblioteca reale de Torino, el Massacro de la Witt Collection de Londres, de gran importancia porque firmado, y tantos otros.
Los últimos años del ducado de Francesco II fueron particularmente difíciles para Stringa a causa de problemas de salud física y mental. La de Stringa fue una vida muy atormentada, marcada por una sucesión de duelos y tragedias familiares a las que se agregaron, al parecer, las envidias y las maledicencias que él había atraído sobre sí en llegar a su posición de prestigio. El maestro comenzó así a sufrir de un trastorno depresivo que tuvo repercusiones en la esfera laboral. Con siempre menor frecuencia examinaba presupuestos y emitía autorizaciones de gasto, y desde 1689 su nombre desapareció del libro paga de la administración estatal para reaparecer dos años después. Durante esa ausencia logró de todos modos llevar a término una de las más importantes empresas de toda su actividad, es decir, el ciclo con las Storie di s. Caterina para el Collegio dei nobili di Parma (1690).
Fue solamente al final de 1692 que, una vez terminados los grandes trabajos en el palacio ducal e interrumpidas las adquisiciones de obras de arte a causa de problemas políticos, el trabajo de Stringa se volvió menos frenético respecto a los primeros años Ochenta. Esto le permitió tanto frecuentar mayormente la Academia de pintura, donde poseía un par de habitaciones en las que enseñar a los alumnos, como ir a Venecia (1693) al fin de entregar a suor Gabriella Molin, para la iglesia dell’Umiltà, la primera versión del retablo de S. Mauro encargado hace cinco años, a cuya fue seguida una segunda portada a término el año siguiente (ambas pinturas se encuentran hoy en Spilamberto en la iglesia de S. Adriano).
Después de la muerte de Francesco II (1694), Rinaldo d’Este (1655-1737), último hijo de Francesco I y de Lucrezia Barberini, fue obligado a renunciar a la púrpura cardenalicia para regir las riendas del ducado. En 1695 el nuevo soberano encargó a Stringa y al boloñés Marcantonio Franceschini de afrescar los techos de dos ambientes del apartamento de fachada del palacio ducal de Módena, es decir, el salón de honor y la cámara contigua. En esta última Stringa pintó las Nozze di Amore e Psiche, un maravilloso fresco que aludía al reciente matrimonio entre Rinaldo I y Carlotta Felicita di Brunswick-Lüneburg. En el salón de honor, en cambio, a la base del fresco de la bóveda, debían encontrarse un friso pintado por él y un aparato de estucos de Antonio Traeri, ambos desmantelados por las remodelaciones seguidas al incendio de 1815.
En 1699 Stringa llevó a término un encargo que debió ciertamente ser motivo de júbilo para el duque: un estandarte con representados los tres santos protectores de Módena (Módena, iglesia del Voto), es decir, Geminiano, Omobono y Contardo. En adición a la tradicional figura de s. Geminiano, los otros dos santos fueron elegidos a patronos de la ciudad precisamente en aquel año a pedido de Rinaldo I, que de este modo logró glorificar el linaje estense al que Contardo pertenecía.
Durante la ocupación francesa de 1702, que impuso la fuga de la corte a Bolonia con el consecuente despido de gran parte de los asalariados, Stringa logró de todos modos encontrar una fuente de ganancia en los retratos ejecutados para los invasores, de los que no queda ningún testimonio. Perdida es también la decoración de frescos y estucos para la rocca de Scandiano, que vio aún una vez más la colaboración de Stringa y Traeri.
Ya anciano, Stringa dedicó sus fuerzas a la enseñanza, ya sea frecuentando más asiduamente la Academia ya sea dando vida a una academia del desnudo, y formando artistas como Carlo Rizzi, Antonio Consetti y Francesco Vellani.
Murió en Módena el 20 de marzo de 1709 (Sala, 2012, p. 101).
Fuentes y Bibl.: M.A. Lazarelli, Pitture delle chiese di Modana, Modena 1714, passim; P.E. Gherardi, Descrizione delle pitture esistenti in Modena nell’Estense Ducal Galleria, Modena 1744, pp. 33-38, 97-99; Abecedario pittorico del M. R. P. Pellegrino Antonio Orlandi bolognese, contenente le notizie de’ professori di pittura scoltura ed architettura, in questa edizione corretto e notabilmente di nuove notizie accresciuto da Pietro Guarienti..., Venezia 1753, p. 202; G.
Alessandro Davoli